viernes, 9 de febrero de 2024

El optimo de pareto en las mujeres

 A las mujeres no les importa la validación de los hombres, solo les importa la validación de las demás mujeres. Esta máxima es bien conocida en el Ático. Pero creo que los hombres no somos plenamente conscientes de lo que significa.

La moral de las mujeres funciona según los siguientes parámetros fundamentales:

1) Los hombres no son personas. Una mujer puede hacer con ellos lo que quiera. Se les debe exprimir todo lo posible, y a cambio no se les debe absolutamente nada. Ni fidelidad, ni respeto, ni gratitud.

2) El único límite de una mujer, es no perjudicar a las demás mujeres siendo tan descarada que provoque que los hombres tomen conciencia del punto anterior.

Estas dos reglas forman, y siempre han formado, la base sobre la que se construye la moralidad femenina: Haz lo que quieras con los hombres, pero mantén la farsa.

Para guardar la Segunda Regla, el colectivo de mujeres establece el Código Invisible. Las cosas que una mujer puede y no puede hacer.

El Código Invisible es un equilibrio de Nash, un Óptimo de Pareto:

Dada una asignación inicial de bienes entre un conjunto de individuos, un cambio hacia una nueva asignación que al menos mejora la situación de un individuo sin hacer que empeore la situación de los demás se denomina mejora de Pareto. Una asignación se define como "pareto-eficiente" o "pareto-óptima" cuando no pueden lograrse nuevas mejoras de Pareto.

Básicamente, una mujer puede hacer lo que quiera con los hombres, mientras su actuación no perjudique al resto de las mujeres. El principio mas importante es que la actuación de una mujer no debe elevar el nivel de alerta de los hombres por encima del umbral de tolerancia, lo cual perjudicaría a todo el colectivo de mujeres.

Las normas de conducta que dicta el Código Invisible son mutables en función del tiempo, el lugar, y lo que los hombres estén dispuestos a tragar. No puede ser un conjunto de leyes inmutables y universales, ya que no se basa en ningunos principios morales, si no que fluctúa en función de lo que los hombres estén dispuestos a tragar. Cualquier modificación del Código que permita a las mujeres mayores beneficios como colectivo a costa de los hombres es bienvenida e incorporada. El Código se hará mas liberal cuando las circunstancias permitan someter a los hombres a mayores tragaderas, y se volverá mas restrictivo cuando los hombres toleren menor abuso.

La Validación Femenina entre las mujeres funciona como mecanismo para informar entre ellas que la actuación de una mujer está dentro de los límites del Código Invisible. Dada la naturaleza fluctuante del Código, la única manera en que una mujer puede saber que su comportamiento sigue estando dentro de los límites del mismo, es que el resto de mujeres la informen de que no se sienten perjudicadas por su forma de actuar.

Por eso las mujeres tienen necesidad crónica de la validación de las demás mujeres, y son extremadamente reacias a emprender un curso de acción sin contar previamente con el visto bueno de sus compañeras. Una mujer aislada del resto de las mujeres se siente automáticamente desorientada y vacilante, temerosa de emprender alguna acción que rompa el Código Invisible.

Para proteger el Código Invisible, las mujeres establecen la Omertá Femenina, la Ley del Silencio. La primera regla del Club de la Lucha es no hablar del Club de la Lucha. La primera regla del Código Invisible es no hablar de él a los hombres y ni siquiera reconocer su existencia.

Cualquier mujer que rompa el Código Invisible, o, peor aun, que rompa la Ley del Silencio, se expone inmediatamente al castigo colectivo. Toda mujer tiene el derecho y el deber de fiscalizar la actuación de las demás mujeres y ejercer de Policía Secreta entre ellas.

Cuando ejercen de Policía Secreta, las mujeres están sujetas a las mismas reglas de discrección y decoro que el Código Invisible y la Ley del Silencio. La violencia debe ser escondida de la percepción de los hombres lo máximo posible, y debe evitarse que los hombres sean conscientes de los verdaderos motivos por los que una mujer está sufriendo el castigo de las demás mujeres.

Las miradas discretas de desaprobación son el primer nivel de aplicación de la Policía Secreta. Luego vienen los comentarios por la espalda. Los cuchicheos. Los chivatazos. Las puyas. La exclusión de la víctima del grupo. Hacerle el vacío. Someterla a Ostracismo. Marcarla con la Letra Escarlata.

Si la infractora no se corrige, las mujeres empezarán a desacreditar a esa mujer ante los hombres, y en última instancia incitarán a los hombres a ejercer la violencia contra la infractora. Solo en casos extremos, las propias mujeres ejercerán la violencia física, a ser posible cuando estén lejos de la mirada de los hombres.

En tiempos de nuestros abuelos, el Código Invisible era ocultado detrás de las normas de la Moral Cristiana. El grupo de beatas rancias del pueblo eran las encargadas de velar por el cumplimiento del Código Invisible, y a las que se encomendaba de forma tácita las labores de Policía Secreta para vigilar y castigar. La actuación de las beatas se justificaba públicamente por el cumplimiento de la Moral Cristiana, cuando en realidad estaba motivada por la violación del Óptimo de Pareto por la infractora, que estaba obteniendo un beneficio individual a costa de perjudicar al colectivo de mujeres.

Con la revolución sexual de los 60, el Código Invisible fue adaptándose al incremento progresivo de las tragaderas de los hombres. Hoy en día, las charos televisivas y las empoderadas pelomoradas han sustituido a las beatas rancias del pueblo, y la Moral Feminista ha sustituído a la Moral Cristiana como marco para encubrir el Código Invisible. Y lo mejor de todo, es que las mujeres se victimizan ante nosotros echándonos en cara la opresión que sufrían bajo el antiguo código "Patriarcal", cuando eran ellas mismas las que se valían de ese "Patriarcado" para disimular su Código Invisible y ejercer su Policía Secreta entre ellas.

Para los hombres, es muy difícil percibir esta realidad, ya que el principal objetivo de este Consenso Femenino es mantenernos en la ignorancia. Ninguna mujer nos hablará de ello. Ninguna mujer lo reconocerá. Ninguna mujer lo hará evidente ante nuestros ojos. Pero la forma en que las mujeres se comportan entre ellas adquiere inmediatamente sentido para nosotros cuando tomamos conciencia de esta realidad.

Pondría ejemplos prácticos sobre mi vida cotidiana, pero no quiero hacer este sermón mas largo. Creo que todos habréis conocido casos en los que una chica ha llegado a traicionar hasta a su mejor amiga cuando ha percibido que el comportamiento de su amiga amenazaba con quitaros el velo de los ojos.

También podría complicar mi disertación hablando de la aplicación del Óptimo de Pareto al comportamiento sexual de las mujeres y su labor de fiscalización mútua para mantener la Burbuja del Papo, pero en última instancia este comportamiento se origina en lo que acabo de exponer.

Fuente: Amraslazar



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